El fenómeno del branding o la influencia de las marcas en nuestras vidas son algo con lo que hemos aprendido a lidiar de una manera muy sencilla: dándolos por hecho. Damos por hecho que las marcas tienen un aspecto, igual que lo tienen las personas y por supuesto, las personas que consumen esas marcas.
Pero, ¿Cuál es la razón por las que las empresas crean marcas?, ¿Es solo una cuestión de ventas o está más relacionado con la identidad de lo que creemos?
Lo que puedo decirte es que es todo una cuestión psicológica que afecta a las expectativas, a las asociaciones mentales y al concepto que los propios consumidores tienen de sí mismos. Por supuesto, todo varía según cada cliente; pero por lo general, todo son construcciones identificativas asociadas a los productos y más concretamente, a la imagen que proyectan los consumidores de dichos productos de determinadas marcas.
Una vez dicho esto, voy a mostrarte cuál es la influencia exacta de las marcas en nuestras vidas y en nuestras mentes.
Expectativas e identidad
Lo primero que debes saber para entender el sentido de las marcas es que su creación y sus efectos se centran en la creación de una identidad que da lugar a unas expectativas en las mentes de los consumidores.
La marca no es más que la fachada de la empresa que vende (aunque en ocasiones se respeten los valores y principios que se proclaman), lo cual da lugar a una identidad construida a base de singularidades que solo esa marca porta. A partir de aquí es cuando empiezan a operar las mentes de los clientes o potenciales clientes, los cuáles empiezan a generar expectativas derivadas de la relación de la identidad de dicha marca con la suya propia.
Tanto si eres una empresa, como si eres un cliente; recuerda: las marcas y el branding operan en nuestras vidas a través de identidades que introducen expectativas. No olvides esta premisa y te irá bien a la hora de implantar tu propia marca en el mercado o a la hora de decidir consumir con pleno conocimiento de causa.
Proyección y confianza
El siguiente paso al que se debe prestar atención en cuestiones de branding es la proyección y la exteriorización de esas expectativas y de esa relación con la marca. Este paso afecta, sobre todo, a los clientes; quienes se sienten identificados con la identidad y expectativas previamente mencionadas y deciden expresarlo de manera pública luciendo la marca.
Esta fase del proceso parece muy sencilla, pero no lo es tanto por una simple razón: la confianza. La confianza es un componente indispensable en esta fase del proceso de influencia de la marca; ya que si no hay confianza, no hay deseo de exteriorizar y proyectar la concordancia con la identidad de la marca por parte del cliente o potencial cliente.
Con lo cual, a estas alturas del proceso debe prestarse mucha atención a ser fiel con cada uno de los detalles que proclama la identidad creada; ya que si no es así pueden producirse fracturas en la confianza y la sospecha de que la construcción de la marca y su identidad son un completo fraude.
Como empresa, sé prudente y consciente de cuál es tu papel y de cuáles son las pautas que debes respetar sin excepción. Como consumidor, deposita tu confianza en las marcas que hagan de su identidad una realidad y proyecta tu acuerdo con ellas en los casos en los que verdaderamente sientas una proximidad auténtica.
Si lo pensamos detenidamente, este momento de influencia no dista demasiado de las relaciones entre personas. Cuando conocemos a personas nuevas, una gran parte de lo que sentimos por ellas depende del nivel de autenticidad que detectemos en su personalidad. Lo mismo pasa con las marcas y el branding; que para poder confiar y hacer que potenciales consumidores se sumen a proyección de esa confianza hace falta un nivel de autenticidad muy alto.
Ventas y consumo
Finalmente, si hablamos de marcas y branding, no podemos dejar de lado las ventas y el consumo; lo cual constituye el núcleo fundamental de cualquier actividad empresarial (incluida la creación de una marca, en la mayoría de los casos).
Debemos tener muy claro que las ventas y el consumo de los productos dependen totalmente de la confianza que previamente hemos mencionado. Es algo así como una cadena sucesiva en la que ningún eslabón puede romperse para que el proceso termine en compra-venta: primero la construcción de una identidad coherente, después la confianza en dicha identidad y la proyección de esa confianza a través del consumo y la expresión social o en público del agrado por la marca.
Esto no significa que las personas que no encajen en un perfil determinado no vayan a comprar los productos de esa determinada marca, sino que los potenciales clientes deben tener una idea de sí mismos que se aproxime a la idea principal de la identidad de la marca. No todos somos iguales, peros todos queremos tener una imagen positiva de nosotros mismos y por supuesto; proyectarla.
Finalmente, cabe destacar que no toda construcción de identidad en una marca debe tener como fin la venta o el consumo; pero que si el objetivo es la venta, sí es necesaria la creación de una marca con identidad propia y lo suficientemente sólida.
La influencia de las marcas en nuestras vidas es clara: compramos aquellas marcas con las que queremos identificarnos y para ello debe existir una identidad que nos permita manifestar nuestro acuerdo con lo que estamos comprando y exteriorizando.
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