Alguna vez te habrás cuestionado si realmente es rentable o no tu trabajo como diseñador gráfico freeelance, qué es lo que estás haciendo mal o por qué las cosas no están saliendo como esperabas.
El diseño gráfico puede ser una profesión muy bonita a la vez que rentable si haces las cosas bien. No hay nada más gratificante que trabajar en lo que uno ama, pero nunca olvides que el diseño gráfico no deja de ser una profesión y por lo tanto debe desempeñarse como tal, de lo contrario puede convertirse en un trabajo aburrido, estresante y bastante desagradecido.
Si estás comenzando en el mundo del diseño gráfico o estás pensando en hacerte freelance, me gustaría ayudarte a que evites los típicos errores que se suelen cometer en los inicios.
1. No marcarse un horario
Puede ser muy peligroso trabajar solo desde casa si no llevamos un control.
En primer lugar debemos marcarnos un horario de trabajo. Es muy importante que te organices y adquieras un compromiso. Da igual la franja horaria que elijas, siempre y cuando la cumplas. Hay personas que son más productivas a las 5 de la mañana y otras que no obtienen la inspiración hasta después de comer. Debes crearte un ambiente de trabajo y hacerlo siempre en el mismo lugar. Esto tiene sentido porque tu mente relaciona esa habitación de casa o despacho como el lugar de trabajo. Igual hay gente que al estar en casa piensa, hoy cojo el portátil y me voy al sofá con la mantita que hace frío, o si hace buen tiempo me salgo a la terraza con el solecito, como estoy en casa, trabajo donde quiero. Créeme, es un error, te lo digo por experiencia. Todo ambiente que tu mente no asocie al lugar de trabajo, es más que seguro que te despistará o pases a hacer otras cosas, como por ejemplo: Las tareas del hogar, responder a los WhatsApp, realizar compras en Amazon o ponerte a diseñar el cartel que ibas a hacer en tu tiempo libre a un amigo o familiar. Además no desconectas nunca. Si por la mañana trabajas en el salón de casa y por la noche cenas y ves la tele en el mismo sitio, habrás estado todo el día “encerrado en casa”, lo pongo entre comillas porque si tienes una habitación o despacho habilitado solo para el trabajo, en que solo estás ahí en horario laboral, es menos probable que sufras el problema de no desconectar nunca.
Como he dicho antes, cada persona es un mundo y a cada uno le funciona mejor un sistema, pero lo más aconsejable es que si trabajas desde casa, tengas un espacio habilitado para tu trabajo, te marques un horario y lo cumplas, de esa forma te aseguro que serás mucho más productivo.
2. Cobrar por hora
Este punto puede crear polémica, hay quien está a favor y quien está en contra. Está bien tener una referencia de lo que podría costar tu hora para hacer cálculos cuando no tengas muy claro cuánto debes cobrar por un trabajo, pero no te recomiendo que lo utilices como método de cobro.
¿Qué pasa si cobras por horas? Pues uno de los principales problemas es que las horas del día son limitadas y por lo tanto tus ingresos también lo serán. De esta manera lo tendrás muy difícil para crecer, por mucho que aumentes tu precio por hora, siempre tendrás un límite y si quieres ganar más dinero, tendrás que trabajar más horas. ¿Realmente quieres un sueldo limitado? yo creo que no, por eso, si quieres que tu trabajo sea rentable, la mejor opción es cobrar por proyecto.
Imagina que un cliente te encarga el diseño para el logotipo de su empresa y le vas a cobrar 600€, pero en el presupuesto le explicas que tu precio por hora es de 60€ y que vas a invertir un total de 10 horas. Esta forma de enfocar el presupuesto puede conseguir que tu cliente vea algo excesivo tu precio por hora y se eche atrás, ya que en ningún momento le estás demostrando el valor que aporta tu diseño a su empresa, solo te centras en el trabajo que te lleva a ti realizar el logotipo. Por el contrario, si ese cliente ya ha visto algunos de tus trabajos, has realizado una reunión con él y habéis elaborado un Briefing donde se reflejan datos referentes a la empresa, como su tamaño, a qué se dedica, su público objetivo, etc. De esta forma sí estás aportando un valor a su empresa, tu cliente lo percibirá y seguramente se sienta más cómodo, considerando razonables esos 600€.
Otra de las desventajas de cobrar por hora, es que no incentivas tu productividad, no puedes marcarte un mismo precio para todo, puesto que todo tampoco cuesta lo mismo. No le cobrarás el mismo precio a un cliente local por el diseño de un logotipo para una tienda de informática, que si es un fabricante internacional de ordenadores, que cuenta con más de 1000 empleados y vende por todo el mundo, ya que el nivel de exigencia será mucho mayor, también el impacto que genera y el valor que aporta a esa empresa es superior al de la tienda de informática.
Por eso te recomiendo que no limites tu trabajo y aspires a crecer como diseñador, de esta manera trabajarás de una forma más cómoda, rendirás mejor e incrementarás tu motivación, ya que tu trabajo estará mejor pagado y tus clientes te valorarán más.
3. Desconocer las necesidades del cliente
No conocer a tu cliente y no analizar las exigencias del mercado, es un error que te llevará a invertir más horas de las que el proyecto necesita y tu cliente posiblemente te rechace más propuestas, ya que darás palos de ciego intentando adivinar cuáles son sus gustos y necesidades, además darás una imagen poco profesional y crearás un ambiente de desconfianza, consiguiendo incluso que tu cliente ya no vuelva a encargarte nada más o lo que aún es peor, se convierta en un detractor de cara a otros posibles clientes.
Hay personas que desconocen esta profesión y piensan que un diseñador gráfico es alguien que sabe dibujar y controla programas de diseño como Photoshop o Ilustrador, pero un diseñador freelance no solo se encarga del aspecto gráfico o visual, aparte de tener buen gusto, también debe ser investigador, entender de marketing o asesorar al cliente entre otras muchas cualidades.
Para conocer bien a tu cliente, debes comenzar con la creación del Briefing. Por lo general, la mayoría de clientes no suelen tener este documento, por eso tendrás que crearlo tú a base de preguntas que respondan cualquier punto que necesites saber antes de empezar a trabajar, como el nombre de la empresa, a qué se dedica, en qué se diferencia de su competencia, cuáles son sus objetivos, qué tipo de productos ofrece a sus clientes, cuál es su público objetivo, en qué franja de edad se sitúa, cuáles son sus gustos en cuanto a colores, tipografía, estilo gráfico, etc. El tamaño del Briefing podrá variar según el tipo de trabajo que debas realizar. Eso sí, cuanto más detallado y elaborado esté, mejores resultados obtendrás. Con este documento ahorrarás muchísimo tiempo a la hora de afrontar cualquier proyecto.
4. Miedo a pasarte con los precios
No me refiero a que debas cobrar precios desorbitados, pero sí a que valores y calcules un precio justo por tu trabajo. Es algo natural y a todos nos ha pasado, sobre todo al principio, cuando quieres conseguir clientes y temes pasarte con los precios, por eso prefieres rebajar y de esta manera conseguir ese cliente. Al principio es normal, tampoco puedes cobrar mucho porque apenas tienes experiencia.
También debes saber en qué situación estás, es decir, si acabas de finalizar tus estudios y llevas menos de un año ejerciendo como diseñador gráfico, pues obviamente que tu tarifa no será la de un diseñador con más de 10 años de experiencia y una cartera de clientes importantes, pero es algo que deberás ir trabajando poco a poco. Sobre todo, elabórate un buen portfolio y actualízalo constantemente, ya que ese portfolio marcará tu experiencia y la calidad de tus trabajos, es algo que dará confianza a tus posibles clientes antes de contactar contigo y por lo tanto podrás incrementar tus tarifas a medida que vas realizando más trabajos.
«Recuerda que un buen escaparate atrae clientes, los clientes proporcionan experiencia y la experiencia incrementa tus tarifas»
Si todavía no tienes trabajos de clientes reales no te preocupes, crea diseños ficticios, es una forma de mostrar tu talento, después de todo es tu trabajo.
Cuando un cliente solo te elige por el precio, algo va mal. Eso es pan para hoy y hambre para mañana. Si tus trabajos son baratos, tus clientes también serán baratos. No me refiero con “clientes baratos” a clientes pequeños, para mí un cliente pequeño que te encarga un trabajo en que sus ganancias son justas en proporción al tiempo invertido, es igual de importante que uno grande, me refiero a clientes que solo buscan precios bajos, muchos de ellos llamados “clientes tóxicos” que no valoran tu trabajo y curiosamente suelen ser más exigentes que los clientes grandes, seguramente te convertirán en un simple ejecutor de sus ideas y cambios. Por eso debes evitarlos en la medida de lo posible.
Aprende a valorarte. Si quieres que los clientes valoren tu trabajo, deberás comenzar por valorarte tú primero.
5. Falta de conocimiento sobre la competencia y el mercado
No conocer a tu competencia y tu mercado es como navegar por el oceano sin una brújula, nunca sabrás hacia donde te diriges o si lo haces en la dirección correcta.
Es elemental investigar quiénes son tus competidores, realizar un análisis de la competencia, qué hacen, cómo lo hacen, cuánto cobran, sobre qué escriben, cómo solucionan sus problemas, qué tendencias se llevan, qué equipos usan, cuáles son sus clientes y qué tienen en común entre ellos, etc. Con esto no quiero decir que plagies todos sus movimientos pero sí que los conozcas. Puede que descubras buenas ideas que te ayuden a comenzar, además de conocer hacia donde se dirige tu competencia, que es algo fundamental para tu futuro.
Aparte de conocer tus competidores directos, que es algo obvio, también debes conocer cómo funciona tu mercado, lee publicaciones y post, revistas especializadas sobre diseño y artes visuales, entrevistas a otros diseñadores, temas legales sobre la propiedad intelectual, contratos de servicios, contacta con diferentes imprentas de tu zona, investiga algunas otras por internet, pide precios y comprueba la calidad de sus trabajos, compara opiniones de otros clientes, etc. Son factores que te introducirán en tu mercado de forma correcta, evitando que cometas errores como el de romper el mercado con unos precios erróneos, competencia desleal, etc.
La palabra “competencia” o “competidores” puede darte una visión de adversarios o enemigos, pero nada de eso, pensar así solo te dañará y limitará en tu carrera como diseñador. Por suerte, este un sector donde todos colaboramos con otros diseñadores y nos ayudamos mutuamente.
6. Decir SÍ a todo
A veces pensarás que si no aceptas un trabajo o no haces todo lo que tu cliente te pide, lo perderás y no ganarás dinero. Muchas veces, el decir sí a todo, produce el efecto contrario.
Debes marcar unos límites con tu cliente antes de comenzar a trabajar en el proyecto, de lo contrario puede convertirse en una odisea interminable y llena de problemas.
Tienes que dejar muy claro qué es lo que ofreces. A veces serán clientes conocidos, que te piden un trabajo y como hay confianza no firmáis nada, pero te recomiendo que aun así firméis un contrato de servicios con una serie de condiciones, ya que eso os dará a ambas partes una seguridad y unas garantías si las cosas no salen como esperabas. Por muy conocido que sea tu cliente, al fin y al cabo es un cliente y te pagará un dinero por tu trabajo, por lo que tendrá sus exigencias como es normal.
Por lo general, un cliente siempre querrá más de lo que te contrató inicialmente pero sin incrementar el precio. Conocerás la famosa frase «ya que estás, podrías añadir…». Lo único que conseguirás con esto es crearle malos hábitos a tu cliente y pensará que esto será siempre así. Debes hacer uso de tu inteligencia emocional e intentar alcanzar un consenso entre ambas partes.
Si no pones límite y siempre aceptas todo lo que te pida, seguramente trabajarás a disgusto, ya que tendrás que echar más horas por el mismo precio y eso al final te desmotiva y te estresa, por lo que los resultados del proyecto se verían afectados y eso no beneficia a ninguna de las dos partes.
7. No pedir un pago por adelantado
Si era importante firmar un contrato antes de comenzar a trabajar, también lo es cobrar un cierto porcentaje de nuestro trabajo por adelantado.
Qué pasaría si un cliente te encarga el diseño de una campaña publicitaria, compuesto por el diseño de carteles, vallas, folletos, etc. y a mitad de camino surge un contratiempo y decide abandonar. Pues que tu cliente no tendría nada que perder y tú has perdido un tiempo valiosísimo que nunca más recuperarás. El dinero se puede recuperar, el tiempo no.
Para evitar estos contratiempos, lo aconsejable es que cobres un porcentaje por adelantado. Hay quien divide el proyecto en 3 pagos, otros en 2, pero siempre cobran antes de comenzar a trabajar. Lo más normal es cobrar el 50% por adelantado y el otro 50% a la entrega del proyecto. Al principio siempre tendrás miedo de mencionar el tema del cobro, pero hazme caso, líbrate de ese miedo.
Añade en tus presupuestos esta frase mágica: “A la aceptación del presupuesto se abonará el 50 % mediante transferencia a la cuenta XXXX…”. Digo frase mágica porque es capaz de eliminar de una tacada a todas esas almas oscuras que desde el principio nunca pensaron en pagarte, o esos otros que tenían dudas se pensarán dos veces abandonar el proyecto a medio camino, pero sobre todo ganarás respeto, ya que te verán como una persona seria y te tratarán como tal.
Si estás comenzando y aún no tienes claro el tema de la gestión para cobrar, contratos, etc. Puedes echarle un vistazo a la web de los amigos de soyfreelancer.com, en la que puedes registrarte como freelancer y ellos te ayudarán a conseguir clientes y a gestionar los pagos.
Así que recuerda, si estás comenzando como diseñador gráfico freelance, evita estos 7 errores y trabajarás mucho mejor, serás más productivo, podrás cobrar más por tu trabajo y obtendrás más respeto por parte de tus clientes.
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Quedo a la espera de tus comentarios.
Hola Rene,
Claro que sí.
Lo hablamos por email 😉
Un saludo!